“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7
Jesús dijo: “¿Quién de ustedes por mucho que se preocupe puede añadir una sola hora al curso de la vida?”(Mateo 6:27) La preocupación no cambia nada. ¿Cuándo fue la última vez que resolviste un problema preocupándote al respecto? Imagínate a alguien diciendo, “Estoy atrasado en mis cuentas, así que he decidió preocuparme para poder salir de esa deuda, y sabes, FUNCIONO. Un par de noches sin dormir, gritarle a los niños, tomar algunas pastillas y (gracias a la preocupación) apareció dinero en mi cuenta.” Tu no añades un día a tu vida o un instante de vida en tu vida por la preocupación, pero si puedes envejecer prematuramente y morir rápidamente.
Escucha estas dos pasajes: “Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre. (Salmos 125:1) y Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. (Isaías 26:3) Nosotros no dudamos de Dios intencionalmente, sin embargo, cuando nosotros nos preocupamos.
Puedes imaginar a un niño preguntándole a Miguel Ángel, “¿Estás seguro que sabes qué hacer con este montón de rocas? Pablo escribe: “Su paz cuidará sus corazones y mentes.” Pablo emplea una metáfora militar aquí. Los filipenses vivían bajo las ocupaciones romanas y estaban acostumbrados a que los centurions cuidaran de su ciudad. ¡Qué seguridad! Antes de que un enemigo pudiera llegar a ellos, primero tenían que pasara a los guardias. ¿Y sabes qué? Dios te da la misma garantía.
Nada puede llegar a ti sin primero pasar por El. Cuando tu sabes esto, su paz llena tu corazón.
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