“Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad”. Filipenses 2:13
Jesús dijo: “Carguen con mi yugo y aprendan de mi, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma, porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”. (Mateo 11:29-30) Algunos de los que oyeron estas palabras eran agricultores que usaban bueyes para arar, ellos entendieron a Jesús porque no se les ocurriría poner un arnés mal ajustado en sus bueyes, para que no se irritaran, Tampoco a Dios. Y estos agricultores entendieron otra cosa; que los bueyes sin arnés no pueden ser dirigidos y cumplir con su propósito y ser productivos.
“ Pero si yo tengo ese deseo en el Fondo de obedecer a dios, ¿por qué no lo puedo encontrar?” te preguntaras.
-En primer lugar, porque seguimos viviendo en un cuerpo de carne. Y hasta que Dios nos de un cuerpo nuevo nosotros no podemos lidiar con los impulsos de la carne.
-En segundo lugar, es porque muchos de nosotros ya no sentimos ese deseo de obedecer, y de hacer las cosas solo porque las tenias que hacer. Como ‘callos’ (como la piel dura que se acumula en los pies) esa capa dura tiene que desaparecer para llegar a la piel suave que oculta. Eso por lo general es un medico quien hace el tratamiento. De la misma manera, el Espíritu Santo tiene que quitar los callos de nuestros corazones, como parte del proceso de ablandamiento que nos hace receptivos a la voluntad de Dios. ¿Y cómo es que hace eso? A través del amor!. Nuestro amor a Cristo en respuesta de lo que Él ha hecho por nosotros.
“La paz os dejo, mi paz os doy. Yo no la doy como el mundo la da. No dejen que sus corazones se angustien, ni tengan miedo”. Juan 14:27
Al final – Lily Goodman.
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