“Tu eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes” Salmos 142:5
Tiempos difíciles energiza a algunas personas y paraliza a otras. Mira a David. Todo lo que tocaba se volvía oro: Samuel lo ungió para ser rey; el derroto a Goliat; Saúl lo escogió como músico y como guerrero; el ejército lo amaba y escribía canciones de él. Y luego su vida se vino abajo; Samuel su viejo mentor murió. El perdió su trabajo y su matrimonio falló; su mejor amigo Jonathan no podía ayudarlo y los soldados de Saúl lo perseguían hasta que tuvo que esconderse en una cueva.
¡En algún punto todos pasamos tiempo en la cueva! Es donde tu terminas cuando todo tu soporte terrenal se ha ido. Es donde aprendes importantes cosas acerca de ti mismo que no puedes aprender en otro sitio. Es cuando Dios hace alguno de Sus mejores trabajos en moldearte hacia la semejanza de Cristo. Es en donde tus deficiencias confirman que están fuera de tu alcance y es donde Dios manda Su poder para que fluya dentro de tu debilidad.
Cuando David oró: “Tu eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes” El no tenía idea que lo iban a coronar en el futuro, o que no iba a morir escondido. Todo lo que sabía, la cueva en la que estaba era el mejor lugar donde podía estar.
Cuando tu estas en una situación que no puedes arreglar, que no puedas cambiar o no puedas escapar. ¡CONFIA EN DIOS! ¡CONFIA EN DIOS! ¡CONFIA EN DIOS! A medida que tu sentido de seguridad este vinculada con tu éxito, siempre será Frágil. Pero cuando sabes que Dios está contigo inclusive en tu punto más bajo, tu puedes manejar la cueva y el resultado cuando sales lo haces más fuerte.
“Confía en el Señor de todo tu corazón y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y allanará tus sendas”. Proverbios 3:5-6.
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