Miren las aves del cielo…Mateo 6:26
Cada formación “V” tiene que tener un líder, éste líder trae paz a los otros gansos, trae confianza y seguridad. Es una difícil posición porque este líder corta el viendo en contra, conoce cuando las condiciones climáticas cambian, es el primero que siente la lluvia en su cara, la nieve en sus ojos y el hielo en sus alas. Ellos mantienen la formación en cualquier situación. Es difícil, exhausto y hay soledad a veces porque no hay nadie enfrente de ellos que pueda ser viento debajo de sus alas. La formación depende de ellos que persevere, que se mantenga en camino y que lleguen a salvos a su destino.
Cada iglesia debe de tener su líder “ganso”: El pastor. Cada ministerio tiene que tener sus gansos: jóvenes, finanzas, evangelismo, misericordia, y muchos mas. Ellos dirigen, marcan el ritmo y dan dirección a quienes seguir. Hay dos roles muy comunes en las iglesias: los subempleados y los que tienen exceso de funcionamiento. Los líderes de ministerio son los últimos, así que ellos tienden a quemarse con frecuencia, Justo antes que el líder ganso está exhausto, un espacio se abre en la formación y ellos se hacen para atrás para que otro ganso lo reemplace, y así se convierte en el siguiente “líder ganso”
Estar al pie del cañón con otros preserva la vida en la formación. Esto es lo que Pablo quería decir: “Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro.” (Efesios 4:16). No te conformes con solo ser consumidor, ¡SE PRODUCTOR! Una gran iglesia no se trata de tener personal remunerado, es tener voluntarios deseosos de servir cuando se necesita.
“Recuerden esto: el que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia recogerá. Cada uno debe de dar conforme a lo que ha decido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama a quien da con alegría” 2 Corintios 9:6-7
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